La piel de la paquiderma y el “Ankus”. La niña y el Violador.

Cuando era pequeña, los primeros recuerdos son de su temprana infancia, el abusador la iba cercando.

Merodeaba,  era un depredador. Quiere ejercer el Poder y es esa, exactamente esa, la acción que le produce placer.

Amedrentar a alguien desvalido, una niña lo es, para satisfacer su apetito libidinoso.

 

Cuando un elefante es una cría, pesa alrededor de 120 kg. y la persona encargada de domarlo, “Mahouts” en la voz hindú, usan un “Ankus”, o Focino, una barra de metal en forma de pica que le clavará en los hombros, cuello u orejas para que obedezca.

 

El abusador la amenazaba con “contarlo todo en su colegio” si no accedía a la violación y la niña sin siquiera imaginar que de hacerlo él sería el más perjudicado y que es mentira, se aterroriza.

Primer golpe de Ankus en la piel de la joven paquiderma.

Pasará el tiempo y el abusador desplegará una suerte de  “poder de seducción” basado en el Terror “a que se sepa”, y el incipiente placer sexual infantil, sin conocimientos y puramente instintivo, para hacer sentir culpable a su víctima.

Esta será la segunda herida de Ankus en la piel de la criatura paquiderma, determinando así “la doma”.

Dadas tales prácticas se perciben en la sexualidad de las víctimas de abuso sexual infantil una concepción de la práctica del sexo como algo violento y sucio.

Las consecuencias durante la infancia son fracaso escolar, comportamiento retraído,  miedo o animadversión al abusador, con el que tendrá que convivir dado que el 90 % de los abusos infantiles se dan en el entorno familiar, irritabilidad, ansiedad, insomnio y anorexia.

En la adolescencia las personas abusadas en la infancia suelen tener unas primeras relaciones sexuales insatisfactorias y se observa el inicio de consumo de alcohol y drogas a muy temprana edad en la mayoría de ellas.

El abusador-domador habrá infringido tantos golpes de Ankus  en la piel de las crías que de mayores reaccionarán con violencia, ira y agresividad ante relaciones sexo-afectivas o emocionales. Han sido las victimas domadas para que su relación con el sexo sea de “sumisión/dominación” y es en la mayoría de casos una herida, con la que se puede aprender a convivir, pero incurable.

 

En mi propia experiencia es un asunto tratado con la psicología y la psiquiatría, perdonado pero jamás olvidado, y que me hace una persona con un grado de desconfianza superior, por fuera de la gráfica de cualquier perfil de la personalidad trazado por profesionales, de cualquier persona común, que no ha sido abusada. Esto es 300% en desconfianza frente a 15% de las personas cuya infancia ha transcurrido sin abusos sexuales.

No han sido “domadas” con pinchazos sangrantes de Ankus en la piel y pueden tener relaciones sexo-afectivas funcionales y satisfactorias.

Volver a reseñarles que el 90% de loa Abusos  Sexuales Infantiles se dan en el ambiente  familiar o escolar, el más próximo a alguien que es supervisado y cuidado por mayores.

 

Agradecer la construcción del símil a la película “Agua para elefantes”, basada en la novela homónima de la canadiense Sara Gruen.

Datos estadísticos sobre Violencia sexual contra menores en España.

https://geoviolenciasexual.com/violencia-sexual-contra-menores-en-espana-datos-y-tendencias/

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