
Lanzaba días atrás una miembra del Consejo de Estado del “Reino de España”, tras prologar un libro que versa sobre “las maldades de las gentes transgénero y otras variedades/diversidades”, a veces vulgo “Queer”, la idea manida del “Cuerpo Equivocado”.
No me extenderé sobre este asunto pues pueden revisitar ustedes la polémica en los “diarios” y “redes sociales” españolas.
En mi charla cotidiana con una persona de mi intimidad, comentando este y otros avatares de nuestra maltrecha vida, sumen pandemia y guerra, surgió la “voz equivocada”. Excluyan nuestras vidas que son de lo más rutinarias, y en las que a ambas nos gusta especialmente el sonido de los gatos cuando beben agua en completo silencio.
Y sí, nuestras “voces equivocadas” no tienen nada que ver con el género ni el sexo, más bien es con la cuestión de Clase, que ya sé que les aburre por “dogmática”, poco o nada “nihilista” y todos los demás adjetivos que se atribuyen hoy día al análisis marxista de la sociedad.
Mi bisabuela y mi abuela, también mi madre, eran “voces equivocadas” hablaban y no se las tenía en cuenta. Tuvieron hijas e hijos con “voces equivocadas” de pobres, y nietas bisnietos y tataranietas con “voces y cuerpos equivocadísimos” una vez superadas las hambrunas de cada época pasada.
Nosotras ya no teníamos hambre. No nos gustaba comer. Y seguíamos siendo Pobras. Las “oscuritas” de un país que lleva el Racismo en el ADN.
Queríamos devorar el mundo y la vida, pero, de nuevo vivíamos vidas equivocadas, en países equivocados, con sociedades completamente equivocadas en las que el Poder siempre residiría fuera de nuestro alcance.
Nuestra idea equivocada de la igualdad, del justo reparto de la riqueza, y de la conciencia de grupo, de formar parte de algo superior a nuestra individualidad, no cabía en “Instagram”.
(Inserte aquí su escaso conocimiento de la Obtención de la Plusvalía, acuñada por Karl Marx, si fuera mucho escriba su propio artículo)
No queríamos debates que habíamos perdido de antemano, y nos limitábamos a analizar, por nuestra sanidad mental, los acontecimientos.
Nos asaltó el “logro” de que una joven transgénero fuese operada de la voz, para así dejar de sufrir el oprobio, los insultos y agresiones contra su “cuerpo equivocado”.
Lo comenté con dos personas transgénero de mi edad, entre 40 y 60 años, y una me dijo que la cuestión de la voz equivocada era transfobia, y la otra se sorprendió por la alegría que le había dado superar ese trauma y aceptar su voz, equivocada, y cuanto placer personal le proporcionaba este logro.
Todo se silenció por el “bien del Pacto de Izquierda” y la amenaza de la “llegada del Fascismo” al gobierno.
Un Fascismo que subyace desde antes de la Esclavitud atlántica, que reside en el Poder profundo, el real. El Dinero.
Siempre dará igual que te hablen de “democracia” una versión del esclavismo de la Grecia clásica transportado hasta el carrito de tu supermercado, regado con dioxina, cáncer y huesos de años ruines.
Huesos que arrastran siglos de hambre y de maltrato, de trabajo forzado, de partos en condiciones precarias, de tu bisabuela y la mía.
No te preocupes, siempre encontrarán algo equivocado en ti y en tu vida.
Nunca serás lo suficientemente rubia o blanca, occidental o de buen apellido, regado con una buena herencia.
Lean el Capítulo dedicado al Fascismo y al Totalitarismo en sus manuales de Ciencia Política, allí encontrarán poca información, muy difusa y en un lenguaje hecho incomprensible, a propósito.
Será lo único que les vuelva a repetir que sus voces están equivocadas, que viven ustedes en cuerpos equivocados, que hay que “desahuciarlas” de sus techos, porque eligieron ustedes una posibilidad equivocada.
Esta voz equivocada les da la bienvenida al caos programado. Adivinen por quién.