De Farah, las emociones y la Crisis alemana.

«Casamento na roça», Cándido Portinari, 1944.

Como funcionaria del Politburó no se le tenía permitido expresar la más mínima emoción, al romperse la rótula biónica en el tubo de transporte acelerado.

Las emociones espontáneas estaban reservadas para los cargos de confianza, técnicas y demás personal de “alto rango”.

Ella se permitió llorar, en secreto y sola, como rezaba en el “Convenio de Funcionarias de Bajo Rango” al que había sido degradada tras manifestar su simpatía por los jóvenes Clones que habían hecho Huelga para poder estudiar, allá por el año de Gracia del 3.011.

Lloró conmovida por todo el tiempo de rigidez al que estaba obligada a someterse durante el internamiento, reparación técnica de su rótula biónica con burdo alambre anti-cortocircuitos.

Estuvo esos meses férreamente controlada por el personal técnico de reparaciones, vigilada, observada y grabada por las cámaras incorporadas a utensilios tan insospechados y ridículos como pijamas, zapatos o platos y tazas.

Ay, cuanta tristeza, -dijo para sus adentros pensando en las lujosas piezas de coral in vitro y demás reparaciones reservadas a la Clase Alta del Funcionariado, al que un día perteneció.

Sólo al 5º mes fue autorizada a volver a su habitáculo, que lejos de ser lujoso y dotado de comodidades, como correspondía a una sub-Clon que se encargaba de toda Labor Doméstica, al menos le proporcionaba la ansiada paz, necesaria para seguir produciendo sus cuotas, de las que nunca estuvo exenta mientras reparaban su miembro-extensión accidentada.

Durante la “Gran Crisis alemana” se había dictado la Orden Suprema de explotar a las Clones Femeninas de más bajo rango, por el Alto Funcionariado, en pos de superar aquella inconveniencia de almacenar a las Clones que no reunían los “nuevos estándares post-crisis”.

Ella estaba exenta de tal medida, debido a su degradación, próxima al Desguace Total.

Se conformaba con encontrarse furtivamente con aquel Clon, residuo de la Huelga de Estudiantes, ¡que era capaz de llorar!

En secreto trazaron un plan, para poder renovar sus subrepticios encuentros, en cuanto ella pudo volver a su habitáculo monoplaza.

Uno de aquellos Sub-Clones llegados en naves destartaladas desde su continente, “Pánica”, le había instalado un Sistema de Comunicación magnética ilegal, capaz de burlar el constante barrido sónico del Politburó.

Por fin el Clon que podía llorar la regaría con sus lágrimas, de sabor comino y sal…