MEJOR SIN TI.

Tenía razón aquella mujer que escribió que, “no es no”. Hacía dos días que se sentía alerta, por todo lo soñado, los signos y un miedo visceral, el único auténtico.
Entendió que cada hombre que intentaba conocer le señalaba el camino que no debía recorrer. Nunca un camino en pos de servir a nadie. Nada de suplantar o tomar como suyo algo que no era. Algo que nunca podría ser. Siempre la mentira por debajo de todo.
Cada uno de los dos hurgó en el historial cibernético del otro. Se investigaron. Se leyeron. Sólo en ese momento comprendió que nada tenía ya qué hacer con aquella gente.
Gente mezquina, que busca gente a la que consumir. Otro dictador, empequeñecido por sus mezquinos deseos. Apenas otro psicópata incapaz de sentir empatía por los sentimientos de ella o de nadie más que de sí mismo.
La sola idea de yacer en compañía de aquel narcisista que lloriqueaba por su juventud perdida, le horrorizaba.
Se confortó con su sueño, en el que el amor de una piel oscura le tendió la mano. La tomó y conoció el auténtico Amor.
Al despertar anduvo hecha un fantasma por toda la casa, hasta que las letras, amigas inseparables de su alma, le ayudaron a decir: ¡Mejor sin ti!