Como Ciudadana globalizada, se me pone el reto de no desintegrarme como mujer ante la emergencia del desastre fingido con el que el Capitalismo, en su versión más horrenda, pretende ilustrar el siglo que se nos viene por delante, y del que apenas llevamos transcurridos dieciséis años.
La Teoría Post-Colonial me ha mostrado una ciudad cruel, en la que ser objetiva me fulminaría de dolor, si me parase en mi subjetivo andar trastabillando por las aceras del Mundo Global.
La muerte de la Democracia representativa es hoy un hecho funesto, constatado ante el colapso de los Estados Nacionales e incluso del supra estado económico de la Unión Europea. Estados vaciados de contenido político en pos de un único objetivo: amasar fortunas virtuales que sólo confunden a la Ciudadanía, nuevamente en forma de propaganda, expandiéndose hasta en el más vulgar noticiero de cualquier televisión del Planeta.
Contamos con muy poco ejercicio honesto del Periodismo. El Activismo político está mal visto, por la ciudadanía apoltronada ante la jornada de final de copa de fútbol o cualquier magazine que destripa a cualquier farándula, delante de sus narices, después de comer.
La Cultura ha muerto a manos de la híper-conectividad. No somos capaces de leer más allá de un titular. Los libros han muerto a mano de las editoriales que sólo quieren rédito económico.
Yo misma, como sujeta política, obligada por mi condición de Ciudadana, voy a la deriva. Mi planteamiento es hoy feroz después de contemplar como las mujeres somos asesinadas, nuestros hijos masacrados, y viendo como el fantasma de una Guerra pavorosa se extiende por todo el Orbe.
Anuncian “nuevas masculinidades”, feminismos variopintos, olvidando sin pudor la lucha de la Ciudadanía Proletaria que le costó a este planeta el sudor, la sangre y las lágrimas de millones de seres.
Se personan cual tutores, en nombre de las prostitutas, para “legalizarlas”. Nos llaman mentirosas por denunciarlo. Hablan de hombres maltratados, de denuncias falsas. Simplemente nos expulsan del lugar al que hemos llegado después de siglos de batalla dura. Gobiernos supuestamente de izquierdas que no contienen una sola Ministra mujer.
El hecho plural de la sociedad barre con cuotas de poder alcanzadas a base de muertas, asesinadas y pisoteadas mujeres, del pasado y del presente. Se sostiene que “la consecución del bien común borrará la desigualdad”, lo que nos retrotrae al principio del siglo pasado, en cuestión de conquistas Femeninas, Feministas sin ningún atisbo de pudor por mi parte al decirlo.
Nuevas formaciones políticas auguran alcanzar Shangrilá, a base de repetir la injusticia del reparto del Poder, y dejarlo en manos masculinas. Las mujeres que conforman estos nuevos Partidos, nos llaman a la cara “anticuadas”. Lo nuestro, el Feminismo, es cosa del pasado, nos dicen en nuestra atónita cara.
Un torbellino amoral y falto de toda ética arrolla al poder político, convirtiéndolo en mero ejecutor de órdenes bancarias. Países en bancarrota, migraciones forzosas por causa de Guerras interminables, y de nuevo estamos solas.
Solas, las Ciudadanas, ante la ignominia y el desprecio del Poder, que contempla como nos asesinan, torturan y violan, sin ningún pudor.
Vacías promesa románticas envuelven en su manto asesino a mujeres cada vez más jóvenes. Hombres embaucados por la ideología única, convertidos en tristes peleles del Neo-absolutismo con que se nos gobierna, con mano de hierro.
Y por eso hoy, Ciudadanas, os convoco a revertir nuestra situación, y reclamar un Proceso Constituyente para nuestro Estado, que nos coloque en el lugar en el que nosotras decidamos estar, y al Fascismo dónde siempre debió estar: en el abismo de la oscuridad al que nos somete a diario.