Canudos, la Revuelta Áurea.

Antonio_Conselheiro

Mucho se ha escrito, se ha hablado y se ha analizado la Guerra de Canudos, en Bahía, nordeste de Brasil.

En 1893, Antônio Vicente Mendes Maciel, conocido como “Antonio Conselheiro” se estableció en la granja de “Canudos” junto con su Comunidad de esclavos libertos con la “Ley Áurea» de 1888, indígenas, pobres y desarraigados, en el noroeste del Estado de Bahía.

Antonio Conselheiro, un hombre espiritual que proclamaba que “la Tierra no era de nadie”, “que el dinero no valía nada”, quemando dinero de la recién proclamada República después de un Golpe de Estado contra el Emperador, había deambulado por los estados de Ceará, Pernambuco, Sergipe y Bahía.

Se le fue agregando gente que veía en él, su ascetismo y sus palabras, la respuesta a la fallida “Ley Áurea” que pretendía en su texto firmado por la Princesa Isabel dotar de tierras y morada a los esclavos libertos con tal Ley, efectuando un esbozo de Reforma Agraria. La respuesta de los Latifundiarios y grandes hacendados del café, cacao y caña de azúcar, que habían visto prosperar sus fortunas gracias al trabajo esclavo, fomentaron y provocaron el Golpe de Estado de 1889, y Brasil se convirtió en República. Los esclavos al verse “libres” trabajando para los mismos esclavistas, sin recibir más que miseria abandonaron las grandes plantaciones del litoral bahiano.

Antonio Conselheiro había llegado a Monte Santo con cerca de 8.000 seguidores, acusados de fanatismo y de crear desórdenes en la región, temiéndose la invasión de la ciudad de Juazeiro después de tener problemas con los comerciantes locales. Su asentamiento se llamó “Belo Monte” y el Gobierno de Bahía entró en pánico ante el tumulto de tamaña comunidad en una región hasta entonces árida, pobre y poco poblada.

Fueron enviados dos frailes capuchinos, dado el carácter espiritual de tal comunidad, y uno de ellos volvió acusando a su líder de “monárquico” y de querer liderar un “levantamiento”, lo que desató la ira de las «nuevas clases republicanas», afanadas en establecerse en la nueva república.

Se tiñó al movimiento, que hoy consideraríamos como la “Revolución de los Pobres”, de anti-republicano al negarse los rebeldes a censarse o al matrimonio civil, lo que tachaban de nueva forma de esclavitud.

La comunidad cada vez mayor, hubo de asaltar comercios y ciudades para abastecerse, mientras plantaba e intentaba valerse de sus medios, y expropiando tierras lo que dio en conflictos que fueron decisivos para la alarma de la opinión pública de las ciudades, completamente ajena a la realidad de aquella región desierta y con grandes extensiones de bosques de espinos conocidas como “Caatinga” que en aquellos años padeció una de las peores sequías de su historia.

La joven República hubo de recolectar dinero para armar un ejército que cercara a la Comunidad. Fueron enviadas hasta tres expediciones con rotundos fracasos militares al enfrentarse a una guerrilla que ningún ejército convencional derrotaría.

Se puso al mando el propio Ministro de la Guerra, acompañado por la mitad de las tropas de todo el país, veteranas de  la Guerra del Paraguay, y masacró a la Comunidad de Canudos. La muerte de Antonio Conselheiro dio la victoria a las tropas estatales, y el sueño de tierra, pan y libertad de aquellas gentes quedaron en la historia como “La Guerra de Canudos” 7 noviembre 1896 – 5 octubre 1897, entre un ejército fuertemente armado contra una comunidad armada apenas con machetes y azadas.

El cadáver de Antonio Conselheiro fue desenterrado, fotografiado, y su cabeza llevada como prueba de su muerte a la capital.

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