Sintió el sudor correrle por la nuca, en una sensación maravillosa, que creía olvidada, de su viaje al desierto de Alagoas.
No había diferencia, a pocos metros, el mar, pero inmóvil por el tórrido clima, que impedía cualquier movimiento.
No había diferencia, a pocos metros, el mar, pero inmóvil por el tórrido clima, que impedía cualquier movimiento.
Esta vez no estaba sola y triste, como en Brasil. Tenía a su loba fiel al lado, a la que había cortado el pelo, para que soportase mejor el calor, y los parásitos de la vegetación reseca no saltasen a su cuerpo, cual equilibristas de circo.
Tenía los mismos hematomas en las piernas por las picaduras de insectos, y la situación se repetía, por eso, agradecía el entrenamiento al que se sometió durante tres años en la zona más agreste y desértica de Brasil, el Nordeste.
La poca diferencia que sintió allá, esta vez era inexistente, ya que se encontraba en su propia tierra, con gente de su cultura y su lengua, en las que tampoco encontraba gran diferencia. Quizás una diferencia trágica, aquí estaba cerca de África, y allá cerca de la muerte, que la rondaba en forma de lechuza, todas las noches, con su grito, que es como un crujir de tela, y por eso es llamada “rasga-mortalha”, “raja-mortaja”, que la aterrorizaba todas las noches al oscurecer.
También la aterrorizó saber, que su vecino, la había salvado de un asaltante que estaba al pie de su ventana, y al que le había disparado un tiro de carabina en plena madrugada. Nunca en su vida lo pasó tan mal como en aquella experiencia, incluida la muerte de su niño querido Guillermo, y después el accidente que le costó la vida a Adriano, su niño precioso y que casi hace perder la vida de Saulo, su buen amigo.
Allá rondaba la muerte, y en su isla había pueblos con el nombre de “La muerte” y “Mal nombre”, más auténtico, nada se escondía, detrás de ninguna lechuza. A la maldad la veía venir, de frente, curtida en mil batallas, y vencedora de su ataque mortífero de las pulgas, sólo pulgas….
Texto y fotografía de Farah Azcona Cubas.
Texto y fotografía de Farah Azcona Cubas.