Farah y el hastío del amor imposible.

Harta de hombres cobardes que huían, de la locomotora en que se había convertido Farah en su madurez, deseó estar sola y alejarse, adentrase en el desierto y hacer su trabajo, sin más, como hacen los indígenas.

Notó que tenía verborrea, a fuerza de hacérsela padecer a sus amig@s. Pensó seriamente visitar a la psiquiatra que le había dicho que era una mujer de muchos recursos para hundirse por el abandono de un hombre. Se resintió de la maldad padecida los últimos días, por inesperada y venir de donde venía. Se amalgamó con el hartazgo para no volver a vomitar por las mañanas, justo cuando un nuevo día se abría sin la presencia cálida de aquel hombre a su lado en la cama. La loba Habiba había enfermado como Farah, el día que él se marchó. Ninguna de las dos reconoció un heredero al trono que Farah dejaba libre para un compañero. Deseaba sentirse aupada, revigorizada por el amor, pieza clave en el mundo del poder.

El mundo de la Política Mafiosa de Sartre la saludó con la inminente invasión americana de Libia. Nuevamente debería asistir a la colonización, al despojo y el asesinato en masa de los suyos, su nación árabe, la única.

Sintió tristeza, como cuando la Naqba invadió los corazones árabes después de ser derrotados por Israel, una tristeza cultural, aciaga y mocha de futuro, y decidió buscar la compañía de su amiga la langosta sin barbas. Le gustaría saber su opinión con respecto a sus planes de abandonar Europa para siempre, desembarcar en el mundo real, duro y demoledor que significaba perder aquel colchón de pretendida civilización, que a los ojos de Farah comenzaba a deshincharse con un ruido de pedo pestilente. Antes de perder la oportunidad de poderse establecer en algún lejano rincón del planeta deseaba lanzar una última andanada de cultura, esparcir sus palabras, sus trazos infantiles en el papel y darlos a un mundo que ya no la representaba y en el que era una enemiga. Deseó ver la foto de Gamal Al Nasser y refugiarse en sus ojos negros, puros de fervor hacia la nación única, su sueño, en pos del de Martin Luther King: “que no nos den un cheque sin fondos…”

2 comentarios sobre “Farah y el hastío del amor imposible.

  1. europa es un pedo pestilente del que deberíamos alejarnos físicamente. emocionalmente, ya se ha encargado ella de expulsarnos… hacia donde? es huir? hacia donde se pueda respirar… huir de la mierda es dejarla que se seque, igual así sirve para algo…

    bsos!!

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