Andaba Farah en pos de una piedra, tropezando con la gente que nunca sale a caminar por la calle. Dotados de picos de estornino, taladraban sus oídos con sus conversaciones insulsas, llena la cartera de imposibles y las manos de bolsas de tiendas compulsas.
Ella andaba apresurada en pos de la piedra que había pedido en la carnicería “Halal”. En ella depositaría todos sus sinsabores antes de quemarla por entero.
Había intercambiado mensajes en el teléfono con el hombre tatuado. Él respondió que estaba en el continente, y que volvería el siguiente lunes. Atesoró su imagen en el pensamiento, y le parecieron más insulsas las conversaciones y las compras compulsivas.
Al llegar a su barrio vio pasar a la madre ex-convicta que volvía por Diciembre a visitar a los desestructurados hijos. Un americano del sur pasó con una bermuda blanca ridículamente planchada pese a ser Diciembre. Un joven, que el garaje escupió, patinaba velozmente por la calle. Una muchacha bajó rápida de un coche contagiada por el engaño globalizante.
Esa mañana había mentido al niño-forzudo mandándole otro mensaje, diciéndole que empezaba una relación amorosa y que no podía tolerar recibir cinco llamadas al día. Le agradeció tácitamente el interés, perdido por ella al detectar su juego venenoso. En el fondo estaba segura de que él recorrería en esos momentos las calles, dotado de un pico de estornino, la cartera semi-vacía de sueños y alguna bolsa capitalista en la mano…
Que será de Farah en próximos capítulos…. llegará su amante del contiente?….esto es un no vivir….
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