
Uno de los Debates entre Mujeres que nos pasan por delante versa sobre el Velo Islámico, sí o no.
En las Redes hay posiciones agresivas de los dos lados, e incluso un debate teórico entre Feministas Islámicas y Feministas Laicas, que declaran que «el feminismo islámico es un Oxímoron».
Leía ayer un artículo sobre las alianzas de la derecha estadounidense y los conservadores musulmanes, “por ser considerados útiles en futuras guerras culturales».
¿Se acuerdan de aquel esperpento político de Zapatero titulado «Pacto de Civilizaciones» posterior a los Atentados del 11-S en New York?
Una década más tarde nos encontramos con que la Ultraderecha española ha sido financiada por un sector de la oposición iraní.
Lo que se defiende entre nosotras, no estoy sola en esto, es la Libertad contra la Prohibición de Velos o Burkinis en Francia, y la de cualquier Mujer que, por decisión propia, decida abandonar el uso del velo, practicar el Nudismo o conservar la norma de etiqueta islámica y practicarla.
No soy una persona religiosa, pero tampoco dejo de reconocer que «provocar a sociedades ultra-conservadoras«, como me respondió Nadia Yassine en debate público, exigiéndoles actitudes y normativas, que incluso en nuestras sociedades «democráticas» son fuertemente cuestionadas, como el matrimonio igualitario o la visibilidad LGTBIQ+, «burbujas de derechos» que son rápidamente suprimidas en cuanto el péndulo Neoliberal gira hacia la Ultraderecha.
Propongo ante esto el Terrorismo de Género, a la inversa; siempre he defendido que no tener una identidad muy definida es quitarles el suelo de debajo de los pies a los «etiquetadores, sexadores” y gentes que nos obligan a definirnos, ante la incerteza de sus propias identidades, queriendo construir una Otredad poscolonial para calmar sus fobias e incertidumbres.
Nuestra Brújula debe ser el Patriarcalismo de las Religiones, sus Rituales y las culturas devenidas como explica perfecta y «contradictoriamente» en su texto María Galindo, de «Mujeres Creando» de Bolivia, «No se puede Descolonizar sin Despatriarcalizar«.
Podemos ver con claridad los problemas económicos de la República Islámica de Irán, causados por embargos, sanciones internacionales y la corrupción dentro del aparato del estado teocrático, denunciado por las Mujeres en sus calles.
Observamos los problemas que han causado al Vaticano, otro estado teocrático, los casos de corrupción económica graves durante más de 40 años, mientras continúan pontificando sobre el Aborto.
Aquí reflexiono con la propuesta de María Galindo para aclarar que, la Alianza entre Patriarcado y Capitalismo nos ha mostrado su última excrecencia, el Neoliberalismo, que impera en Irán, Arabia Saudita, Bolivia y Chile.
Todo a las espaldas de los Cuerpos de las Mujeres, las Cuerpas, pues es con la Negación del Valor de nuestras Vidas, Conocimientos y Trabajo que se fabrica la Opresión diaria del Planeta.
Concluyo esta reflexión contándoles que en el Islam está «prohibida», es «Haram«, desde su fundación la Usura y los bancos deberían seguir la norma islámica, «Dawa«, que contempla no cobrar intereses por el dinero prestado, y que la Iglesia Católica tiene su base en la Pobreza, ya que su fundador aborrecía a los Ricos y expulsó a los Mercaderes del Templo…
Añado una pequeña nota ante las críticas al texto de dos feministas chilenas «porque no critica al Judaísmo y va en la línea de Edward Said». El Cristianismo y el Islam vienen a Reformar el Judaísmo y el Islam es la última expresión monoteísta que se considera una total renovación de las Religiones del Libro, por lo que comparten. Me alegra ir en «la línea de Edward Said», pero el texto de referencia es de María Galindo y el Colectivo «Mujeres Creando», activista, escritora y cineasta y radialista boliviana, suerte la próxima vez.
Fotografía «Figura Femenina en Madera» prehispánica, hallada en «Juan Grande»-Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria
¡Hola, Farah! Muy interesante el artículo, lo he leído un par de veces para comprenderlo en su profundidad porque da para pensar. Las religiones provocan grandes contradicciones a mucha gente que quiere revolucionar o transformar la sociedad, y hay que reflexionar con cuidado. Totalmente de acuerdo con que el discurso descolonizador es tramposo, María Galindo da muy bien en el clavo también en esto (aunque disienta en otras cosas de María, se agradece que tenga un discurso tan claro). Además de la trampa de las religiones y de la descolonización, está la gran trampa de la identidad, que atrapa a mucha gente interesante. ¡Muchas gracias!
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