
Aún no amanece.
La lluvia te despide. El mismo cielo llora tu partida, amada amiga.
Atisbo en el balcón y veo a Ishtar, el Lucero de la mañana, y sé que estarás ahí.
Espérame, que no tardo en acudir a abrazarte.
Lágrimas que no me dejan ver nuestras letras queridas, serán pocas pues sé de tu apego a la Alegría y la Risa.
No me extiendo, cualquier palabra más te ofendería.
Para siempre en lo más hondo de mi corazón, amada amiga.