ARQUEOLOGÍA PARA TURISTAS.

Sabin Berthelot 2

Observo con preocupación cómo, desde hace bastante tiempo la excavación e investigación arqueológica del Patrimonio Pre-Hispánico en Canarias, se pone al servicio de la industria turística.

Sin el más mínimo rubor se extiende la idea de que inscripciones litográficas, cuevas rituales y lugares que han permanecido abandonados desde la década de 1970, se pongan al servicio de “ser visitadas por turistas, previo pago de entrada”, en detrimento de Museos de mucho prestigio, completamente abandonados, y hasta sometidos a expedientes de regulación de empleo, edificios ruinosos y condiciones lamentables para las colecciones.
Durante la historia de la arqueología llevada a cabo en Canarias se primó el estudio de momias huesos y cráneos en función de encontrar un eslabón que justificase la “pureza” de los primeros habitantes de Europa.
Se dejaron de lado esculturas, instrumentos rituales y religiosos y hubo una obsesión por las “momias” que fueron rescatadas de formar parte del abono agrícola de campos, caso del “Agadir de Valerón” en Gran Canaria.
El Patrimonio arqueológico ha sido totalmente, o en su mayor parte expoliado, por carecer de la Catalogación correspondiente a las Instituciones Universitarias, la Dictadura y su política de desprecio por la Cultura.
Se vuelve a encender la mecha con el hallazgo de la “Piedra Zanata” que fue la pieza clave para descifrar que alfabeto, y por tanto a qué cultura pertenecían las poblaciones pre-hispánicas de Canarias.
Se execró al descubridor de la pieza, comprada por el Gobierno de Canarias, y se le humilló profesionalmente, para toparnos hoy día con que la propia Institución que despreció esta vía de identificación, se la apropia, redunda en un trabajo ya hecho, para situar a los aborígenes canarios en las poblaciones romanizadas de la Libia antigua, con una cultura y población amazigh o mazígia, hecho constatado hace décadas con la pieza antes señalada.
Estaciones litográficas como Zonzamas, Lanzarote o Barranco del Cavadero, Fuerteventura o la mismísima Tindaya, que llevan esperando desde 1970 a ser catalogadas, son “aceptadas como letras” en 1983, y según noticia aparecida en “Canarias Ahora” el día 18 de Noviembre de 2017, “En dos años debe concluirse el estudio y habilitar una de las estaciones rupestres de Lanzarote para la visita pública”, para continuar a lo largo del cuerpo del artículo alabando el atractivo turístico de tales piezas patrimoniales que conforman la Historia de Canarias como “oferta de producto turístico”.
Tales afirmaciones las hace la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote, y el estudio es el resultado de convenio con los Cabildos de Lanzarote y Fuerteventura, que se disponen a mercadear el Patrimonio para fines muy poco culturales, al menos para la población canaria, dado que se dirige al turismo.
El propio Museo Canario, situado en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, no posee en la actualidad unas instalaciones dignas donde exponer su inmenso acervo almacenado en más de cien años de actividad, siendo el primer Museo dedicado al estudio del legado Pre-Hispánico, y se le ha dado una opción muy poco ortodoxa, por llamarla de alguna manera, para obtener los fondos destinados a adquirir nuevas instalaciones.
El Museo de la Ciencia y del Hombre radicado en Tenerife, posee instalaciones adecuadas pero una colección más pequeña, y parece que, más dedicada a las visitas escolares y la pedagogía.
En la isla de La Palma, recientemente se abre un Museo con más de quinientas piezas expoliadas por la misma persona, que ahora las “ha donado”.
Dejando de lado este asunto tan farragoso, no se han realizado apenas estudios serios acerca de la vida, uso y cultura de los habitantes de Canarias en la época anterior a la Conquista española.
Se ha ignorado sistemáticamente esta inmensa riqueza patrimonial, se ha construido encima, se han construido hace muy pocos años, depuradoras de aguas ante hallazgos prehistóricos en municipios como La Oliva, Fuerteventura, y en definitiva se ha maltratado la Historia y el Legado Patrimonial de Canarias, que se pone esta vez en relieve, en función del rédito económico que puede derivarse de “ser visitado por turistas”, tildándolo de “oferta de producto turístico”, lo que me parece aberrante.
Seguirán mudas pues, terracotas, calificadas como “ídolos”, piezas que aún ni se ha logrado identificar en toda su valía y que se explican en base a suposiciones, cuando no a teorías disparatadas.
Se ignorará una vez más el culto a la Feminidad, parece no ser atractivo turísticamente, y seguirá la Ciudadanía de Canarias asistiendo como testigo mudo del despojo de su Patrimonio Histórico, ante la falta de miras de las Universidades de Canarias, que entretienen al alumnado excavando Iglesias en busca de botones y cerámicas de épocas posteriores, sin ser finalizada la Catalogación de los Bienes Pre-Hispánicos, que serán usados como despojos, cuasi botín de guerra, que mostrar a un Turismo de sol y playa.

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