Tropezó con un vampiro viejo cuando salió por la mañana en dirección al banco. Lo pudo reconocer por el pulóver, gris característico, y los zapatos sociales que hacían ruido por lo gastado de la suela de los tacones. También había vampiros jóvenes, de zapatos de tenis, barba de tres días y pantalón flojo, con barriga fláccida que trabajaban de profesores de idiomas eurocéntricos.
En esos días andaba taciturna debido a todos los usuarios que se le acercaban con una excusa u otra, y sacarle el máximo rendimiento, disfrazados de amigos, amantes y de cualquier cosa imaginable.
Recordó al niño futbolista, y su rostro dulce le habló en el silencio de Universo. Un silencio cósmico lleno de buenos augurios que solo se cumplen en secreto. El recuerdo de su sonrisa le iluminó la vida.
Los días pasados habían sido de una actividad efervescente, debido al tratamiento con las gotas “Reina Isabel II”, que le habían transmutado el nerviosismo en creatividad suma.
El Aldún se había derretido en su puerta, formando increíbles olas de algo venidero, y en las noches contemplaba la luna en su azotea con una piedra de fasukh, que quemaba para conseguir un buen marido.
Tomó un baño de plantas para después liar un cigarrillo y retirarse el pelo de la cara. De su cabello mojado pendían unas monedas, trenzadas a la moda Ròm. Pensó en cocinar y se dirigió a sus calderos, tramando una actividad en las tiendas y bazares de su barrio que la llevara a conseguir representar lo que estaba viviendo, a través del horno eléctrico.
Había terminado de leer su libro y la ciudad postcolonial la saludó, con el brillo de un nuevo descubrimiento, el mismo brillo que ella pensaba darle a sus muebles con un esmalte…
Cada dia te superas, es la apatia?
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¿Apatía? No se que significa esa palabra… ¿A que se refiere?
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Farah es encantadora y maravillosa
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«Cambiar el Mundo» sólo le pondré cinco topos y retiraré todos mis animales para que no le meen en su jardín… Te quiero mucho Bomba humana.
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