
Nadie más que tú podría saludarme ante la belleza de la voz palestina.
Canta sin adornos, a capella.
Nosotras somos lo contrario.
Un mundo de collares, pulseras, pendientes y Hiyabs de todo tipo de tejido.
Traficamos con vestidos, melfas, foulards y pantalones.
Joyas de plata amazighs y mantos tejidos en Mali.
¿A quién le hablaré de Abdelá Taia?
Con quién compartiré con fruición sus novelas, que juntas hemos atesorado, una a una.
Tu risa socarrona no certificará nuestras diatribas políticas.
Nuestra Comuna de Mujeres tendrá que resistir al asedio sin tu majestuosa presencia, hiyab al hombro y botas con monedas de El Cairo.
Con quién hablaré del ajuste del salario, del papel de la máquina expendedora y del recorte sanitario que nos ha matado las ganas.
Me saqué ayer los dos ojos para comprar las bombonas, para poder cocinar y bañarme, pero eso sólo nos importa a ti y a mí. A las Pobras.
Punta Mujeres, Marrakech, Lisboa y El Cairo te echarán de menos.
Nunca tanto como nosotras, a las que tu estrella iluminó y guió tantas veces.
